viernes, 8 de enero de 2016

Yoga en Familia. Una divertida forma de vivir la unión familiar

Hace ya unos meses que he decidido dejar de oponerme ante lo que la vida me va poniendo delante. Siento que si una situación, circunstancia o propuesta llega a mi, es siempre para mi aprendizaje y desarrollo personal y por tanto, algo que puedo integrar.
Si alguna vez he rechazado algo, ha sido por miedo a lanzarme al vacío. Porque el vacío implica no ver lo que hay más allá, no saber que puede pasar. Solo sientes un torbellino de emociones impulsadas por esa emoción tan detestada, el Miedo. 



En mi trayectoria acompañando a niños en el descubrimiento del yoga, he recibido varias propuestas para realizar yoga en familia, actividad que nunca antes había realizado. Tras muchas vueltas, y como arriba indico, tras algún que otro torbellino emocional, finalmente estas navidades me decidí a dar el salto. Y cuando te lanzas, cuando haces frente al miedo, siempre aguarda una recompensa, un regalo. En mi caso, fue la propia experiencia la que me obsequió con una buena dosis de amor y agradecimiento por parte de las familias que se acercaron a vivir este precioso taller.



El yoga en familia manifiesta la unión del clan. En la sesiones, se le da importancia a todos y cada uno de los miembros de la familia, dejando que cada uno se exprese tal cual es, sin correcciones, dando protagonismo únicamente al observador que cada uno llevamos dentro, es decir, dejando los juicios y prejuicios de lado.
Mediante las asanas (posturas de yoga) que cada familia realiza en conjunto, se trabaja el apoyo, el equilibrio y la adaptación al cambio de forma muy sutil, es por ello, que se recomienda cerrar los ojos con cada postura, para poder irnos hacia nuestro interior y sentir lo que ahí sucede, tomando consciencia de la energía que se forma entorno al clan.
Los juegos son realizados por todas las familias juntas, consiguiendo así una mejor integración del grupo y obteniendo un ambiente desinhibido, amoroso y muy divertido.

El yoga en familia es una herramienta que nos ayuda a ver nuestras rigideces y nuestras inseguridades para con el clan. Nos muestra que mediante la observación, la aceptación, el acompañamiento y la comunicación no necesariamente verbal, la armonía familiar fluye de forma natural.
En momentos de conflicto en el día a día, aplicando estos conceptos, sin tomarnos las situaciones de forma personal, evitando los juicios, dejando la culpabilidad y el victimismo de lado, instaurando una serie de limites, necesarios para la seguridad y confianza del niño, aplicando la comunicación de una forma amorosa y sobretodo, siempre, siempre, siempre mostrando una clara unión, un claro entendimiento entre el padre y la madre, la gestión del conflicto se vuelve más llevadera y armoniosa.

Los adultos debemos entender, que un niño de hasta 7 años, no tiene la capacidad de conflictuar por si solo ya que su desarrollo está completamente focalizado en la conformación del cuerpo físico, por eso, sus conflictos están directamente relacionados con el estado emocional, normalmente de la madre, son pura imitación. A partir de los 7 años y hasta los 14, comienzan a desarrollar el pensamiento, y son más conscientes de lo que sucede a su alrededor, solo que aún están ligados al estado emocional de ambos padres, y por tanto sus conflictos tienen que ver con el padre y la madre.
Integrando esta información, que no es más que la biología del ser humano, en este caso basada en los septenios de la biografía humana de Rudolf Steiner, nos será más fácil actuar desde el acompañamiento y seremos más conscientes de la necesidad del entendimiento del propio yo, punto irrelevante para una digna autogestión emocional y por tanto, una respetuosa educación para el niño.




El yoga en si, es una fabulosa herramienta que nos ayuda a conectar con el aquí y el ahora y por tanto con la verdad, con nuestro Ser, con el verdadero estado anímico en el que nos vemos envueltos. Es una práctica muy valiosa para ver nuestras limitaciones, frustraciones, nuestra autoexigencia... Nos ayuda a ser más conscientes y a vivir más en la observación y menos en la acción.


Por eso, en las sesiones de yoga en familia, se pone de manifiesto el funcionamiento del clan y saca a la luz la verdadera esencia de la tribu, que mediante las consignas que el profesor o profesora ofrece en cada asana, se reordena todo y se forma una sólida estructura familiar.




El próximo sábado, 30 de enero, si gustáis, tendréis la oportunidad de realizar una sesión de yoga en familia en el centro Saltoka, sito en la calle Julio Urquijo 11, en Deusto y poner en práctica todo lo anteriormente expuesto.
Empezaremos a las 11 de la mañana y durante una hora y media, podremos disfrutar de una bella jornada jugando y descubriendo las asanas y sus secretos en familia.



PORQUE EL ARTE DE APRENDER, ES EL ARTE DE DESCUBRIR.


Namasté